PRIMER PREMIO
MARÍA ALEJANDRA PAREDES
ADN
Hoy me levanté más temprano que de costumbre. Le había dejado una nota a Mabel para que me despertara. Ni siquiera desayuné. Me di una ducha y empecé a limpiar. Ella comenzó por la cocina, como siempre. Le pedí que mejor fuera al dormitorio, deshaga la cama, desinfecte los almohadones y el colchón. Que limpie bien todas las superficies. Pisos, paredes y ventanas. Una y otra vez.
Después me tocó el turno a Bobby. Lo bañamos. Me miraba desconfiado. Poverino.
Cuando Mabel terminó con la cocina, el living y los baños, le pedí por favor que pasara alcohol por los controles de audio y tv, teléfonos, picaportes y llaves de luz.
Por fin había eliminado todas tus huellas. Borré tu ADN por completo.
Ahora sólo falta limpiar tu recuerdo.
SEGUNDO PREMIO
OSVALDO DANIEL ORTEMBERG
AVIÓN III
Se instaló en su asiento y la azafata le ayudó a ajustarse el cinturón. A la hora pasó con el carrito y le sirvió el almuerzo con la mejor sonrisa. Él le miraba las piernas cada vez que ella pasaba. Al llegar, los pasajeros se arremolinaron en el pasillo. Ella y el comandante los despedían a medida que iban saliendo. Cuando le tocó a él, la tomó del brazo con firmeza, la llevó detrás de la cortina, le arrancó las ropas y le hizo tres hijos de 11, 12, y 8 años. Se despidió con una sonrisa mientras ella, acariciando la cabeza de su hijo mayor, despedía a los siguientes pasajeros.
TERCER PREMIO
SILVIA VÁZQUEZ
CEREMONIA SECRETA
Me vestí de negro para tu entierro.
Pincelé mi rostro. Cerré puertas y ventanas.
Sin dar la vuelta atrás, emprendí el camino a tu adiós.
A lo lejos se escucha una melodía que me apacigua.
Entrecierro mis ojos. Trazo tu silueta e imagino ese guiño en tus ojos que me invita a seguirte.
Vuelvo a recorrer paraísos escondidos, entre cielos cómplices de amores canallas y lunas que abrillantaban nuestra pasión.
Intervalos de trance y felicidad fue nuestro amor.
Delgadas cadenas nos unían. Quien sabe en que mañana se soltaron y nos dejaron libres.
Me dejaste libre, muriéndome a cada paso.´
Sé que algún día te perdonaré, cuando ya no me quede en el recuerdo si éramos mártires o héroes.
Hoy estampo mi luto en la lejanía de tu ser. Te destierro enteramente de mi vida.
No dejaré hendijas posibles por las que puedes asomarte y vuelvas a convencerme de que este querer traspasa el espacio ancho y desnudo de mi alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario